Una de las materias primas utilizada para la elaboración de los sustratos es la turba negra, un material orgánico cuyo origen está en la descomposición de vegetales. Es una materia orgánica mucho más descompuesta que la turba rubia, aunque posee una mayor mineralización.

Este tipo de turba mantiene notables diferencias con respecto a la turba rubia, también utilizada como materia prima para sustratos. De hecho, en el caso de España, entró en el mundo de los sustratos varios años más tarde y de forma modesta.

El origen de la turba negra.

Mientras que la turba rubia se forma a partir de la acumulación de musgo Sphagnum spp, un género de musgos popularmente llamados musgos de turbera, la turba negra se puede formar a partir de dos fuentes.

La primera fuente es formando parte de las turberas de Sphagnum spp. En este caso, su origen es ese mismo Sphagnum spp pero extraído de las capas inferiores del perfil del suelo. Dicho de otra manera, en este tipo de turberas, con el musgo Sphagnum spp superficial y de poca profundidad… poco descompuesto, daría como resultado el producto turba rubia. En cambio, conforme profundizamos en el perfil de la tierra y como consecuencia de la descomposición derivada del tiempo, a partir de cierta profundidad se obtendría el material denominado turba negra.

La segunda fuente, son de lagunas, marjales, humedales, ciénagas, etc., zonas cubiertas de agua, donde los restos de vegetación y fauna, según terminan su ciclo de vida van depositándose en el fondo y en condiciones de humedad y falta de aire, se descompone dando lugar a la también llamada turba negra.

Las dos fuentes dan turbas negras con características distintas, porque la primera proviene principalmente de musgo Sphagnum spp, y la segunda, de especies vegetales distintas, propias del hábitat donde se forman: Phragmites spp., Acorus spp., Typha spp., etc.

Se puede afirmar que prácticamente todos los países que poseen este tipo de ecosistemas, poseen, en mayor o menor medida, fuentes de donde extraer la turba negra, siempre bajo la legislación protectora en relación con el cuidado del medioambiente.

Humedal con turba negra

Cómo se extrae la turba negra.

La extracción de la turba negra como materia prima, puede ser, tanto manual como mecanizada. En el primer caso, se realiza en pequeñas turberas y consiste en excavar la turba con palas y otros instrumentos manuales.

En el segundo, la extracción mecanizada, se utiliza en grandes turberas y consiste en utilizar maquinaria pesada para excavar y transportar la turba negra.

Pero hay que matizar que la materia prima para la elaboración de sustratos no corresponde con el mero hecho de su extracción. Esta es la primera fase de su elaboración.

Una vez extraída, debe dejarse secar para manipularla adecuadamente. El siguiente paso es calibrarla para separar sus diferentes longitudes de fibra, eliminar elemento no deseados, etc. y a partir de ahí se consiguen diferentes variantes.

Estas variantes válidas ya son consideradas turba negra como materia prima para elaborar sustratos, serán envasadas para su posterior uso como componente de formulación de productos comerciales.

Por supuesto, su extracción está sujeta a las leyes de protección medioambiental, ya que su extracción puede tener un impacto medioambiental negativo. Las turberas son ecosistemas frágiles que albergan una gran biodiversidad. La extracción de la turba negra puede destruir estos ecosistemas y liberar gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Cultivo de champiñón en turba negra

Sustratos con turba negra.

La turba negra puede ser utilizada en múltiples campos y en cada caso con objetivos concretos.

En sí, se trata de una materia orgánica de color negro oscuro, de textura fina y esponjosa, con un pH alrededor de 4, conductibilidad baja y pobre en nutrientes. Durante su proceso de elaboración, tras salir de la turbera, se puede o no corregir el pH y mejorar su nivel en nutrientes e incluso actuar sobre su textura mezclando distintas proporciones según interese.

Entre los usos de la turba negra se encuentran la mejora del suelo, actuando en la estructura y la fertilidad del suelo, ya que aumenta la capacidad de retención de agua y la porosidad. Y por supuesto, en la elaboración de sustratos.

En la formulación de sustratos, son mínimos los que se fabrican con tan solo turba negra. Lo habitual es mezclarla con turba rubia en una proporción que oscila entre el 20 y el 50%, siendo el resultado, sustratos de gran calidad.

Estos sustratos o substratos, según lo etiquete el fabricante, se utilizan para realizar semilleros, esquejados, cobertura de suelos y especialmente en la producción de plantas ornamentales.

Otra utilización muy importante de la turba negra es como sustrato para el cultivo del champiñón. Y como curiosidad, ha sido también utilizada como combustible en algunas regiones.