Los sustratos profesionales para el cultivo de Dipladenia son elaborados por empresas especializadas, en cuya composición tienen en cuenta todos los elementos en su proporción adecuada para el correcto desarrollo de esta planta trepadora a nivel industrial.
La Dipladenia sanderi (Mandevilla sanderi), es una de las plantas trepadoras con flor más demandadas en el mercado. Su producción en vivero obliga a estandarizar los procesos de forma que su cultivo sea lo más rentable posible, y para ello, un sustrato profesional debe garantizar un desarrollo radicular óptimo, una nutrición equilibrada desde el inicio y, en consecuencia, una planta final que satisface las exigencias del mercado.
La Dipladenia sanderi
Originaria de las regiones tropicales de América, la dipladenia se ha consolidado como una planta de gran interés tanto para la jardinería pública y privada como para la decoración de patios y balcones. Su prolongada y espectacular floración, junto a su porte trepador o colgante, la convierten en una opción muy versátil y apreciada por el consumidor final.
En España, la producción de dipladenia alcanza cifras de millones de unidades cada año, cultivadas principalmente en Andalucía, y en menos cantidad en la Región de Murcia y Cataluña.
La mayor parte de esta producción se destina a la exportación, abasteciendo principalmente a los mercados del centro y norte de Europa, donde la demanda de plantas de calidad con sello español es notable.
Este volumen de negocio subraya la necesidad de profesionalizar todos los eslabones de la cadena de producción, siendo el sustrato uno de los más críticos.
En España, se ha puesto en marcha la campaña de Di Dipladenia, una apuesta del sector ornamental para impulsar el consumo de la Dipladenia como una de las plantas preferidas del consumidor español. Para ello se han unido obtentores, productores, centros de jardinería y la industria auxiliar.
Elaboración de sustratos profesionales para Dipladenia.
Tradicionalmente, muchos viveros han optado por elaborar sus propias mezclas de sustrato, buscando una fórmula que se adaptase a sus condiciones de cultivo y manejo. Sin embargo, esta práctica, aunque válida, puede presentar inconsistencias entre lotes y requiere una inversión considerable en tiempo, maquinaria y control de calidad.
Actualmente, el sector ha evolucionado hacia el uso de sustratos profesionales diseñados específicamente por empresas especializadas. Estos fabricantes formulan mezclas teniendo en cuenta las particularidades fisiológicas de cada especie, como en este caso la dipladenia, así como el método de cultivo del vivero en cuestión. Esto ofrece al viverista una garantía de homogeneidad, seguridad fitosanitaria y un rendimiento predecible, permitiéndole centrarse en otros aspectos del cultivo.
Composición de los sustratos profesionales para Dipladenia.
Para que una dipladenia desarrolle todo su potencial, el sustrato debe cumplir con unas características fisicoquímicas y biológicas muy concretas. La sensibilidad de su sistema radicular al encharcamiento y a ciertas enfermedades obliga a utilizar un medio de cultivo que ofrezca las máximas garantías.
Un sustrato de calidad para dipladenia debe presentar una granulometría media a gruesa, que asegure un equilibrio perfecto entre la retención de agua y la capacidad de aireación. Una estructura demasiado fina podría compactarse y provocar asfixia radicular, mientras que una excesivamente gruesa no retendría la humedad y los nutrientes de forma eficiente.
Una formulación habitual y de probada eficacia podría componerse de una mezcla de turba rubia gruesa (aproximadamente un 35%), turba rubia de fibra media (30%), fibra de coco (25%) y perlita (10%). Esta combinación proporciona la estructura porosa y estable que la planta necesita.
Desde el punto de vista químico, el pH debe situarse en un rango ligeramente ácido, entre 5,5 y 6,0. Este nivel es crucial para que la planta pueda asimilar correctamente los nutrientes disueltos en la solución del suelo. Los fabricantes profesionales ajustan este valor con precisión, utilizando, por ejemplo, dolomita cálcica en dosis cercanas a los 3,5 kilos por metro cúbico de sustrato.
La conductividad eléctrica (CE) inicial es otro factor determinante. Debe proporcionar un nivel de nutrientes de base sin resultar excesivo para las jóvenes plántulas. Un valor de partida adecuado se sitúa entre 1,5 y 1,8 mS/cm. Esto se logra mediante la incorporación de un abono de fondo equilibrado. Una formulación común es la adición de aproximadamente 1,2 kg/m³ de un fertilizante complejo del tipo 14-16-18, enriquecido con microelementos, que asegura un vigor inicial hasta que el programa de fertirrigación del vivero toma el relevo.
La calidad de sustrato para Dipladenia.
Los sustratos profesionales no solo se definen por su composición, sino también por lo que no contienen. Es fundamental que estén libres de patógenos, semillas de malas hierbas y cualquier tipo de contaminante. Este control en origen reduce la incidencia de enfermedades de raíz, como las causadas por Phytophthora o Pythium, y disminuye la necesidad de aplicar tratamientos fitosanitarios y de realizar escardas manuales.
Además, las formulaciones más avanzadas pueden incorporar agentes biológicos activos. Estos microorganismos beneficiosos, presentes de forma natural en el sustrato, colonizan la rizosfera de la planta, ayudando a suprimir el desarrollo de patógenos y estimulando un crecimiento más sano y vigoroso del sistema radicular.
Para el técnico de cultivo, partir de un sustrato con estas características simplifica enormemente el manejo. La uniformidad del medio, con una densidad que ronda los 220 gramos por litro, permite estandarizar los riegos y la fertilización, obteniendo lotes de plantas homogéneos y de calidad superior. La presentación en formatos estandarizados, como los sacos de 120 litros, facilita además la logística y la planificación en el vivero, si bien, por los grandes volúmenes necesitados, también se suministra en big bag e incluso a granel, esta última en casos más excepcionales.