El humus de lombriz es un insumo agrícola y de jardinería que ha ganado una notable popularidad en los últimos años, no solo entre los profesionales del sector, sino también entre los aficionados a la bricojardinería.

Se le conoce como el «oro negro» por su valioso aporte al desarrollo de las plantas, tanto en contenedor como en el jardín. Su uso se extiende desde la horticultura a pequeña escala hasta la producción profesional de plantas ornamentales y frutales en maceta.

Historia del humus de lombriz.

La producción del humus de lombriz es un proceso biológico, un arte que imita a la naturaleza. A lo largo de la historia, civilizaciones antiguas ya observaban el beneficio de la tierra donde habitaban las lombrices, reconociendo su papel en la fertilidad del suelo.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que su producción se sistematizó a gran escala. Charles Darwin, con su obra La formación de la tierra vegetal por la acción de las lombrices, ya en el siglo XIX, sentó las bases científicas para comprender su importante papel.

La fabricación controlada de este valioso abono, conocida como vermicompostaje y del que se obtiene el vermicompost, se popularizó a partir de los años 40. Figuras como George Sheffield Oliver y, más tarde, el agrónomo estadounidense Thomas J. Barrett, impulsaron la vermicomposticultura como una ciencia y una actividad económica.

Utilizando especies específicas de lombrices, como la lombriz roja californiana (Eisenia foetida), se procesan residuos orgánicos (estiércol, restos vegetales) para transformarlos en un producto final de alta calidad, rico en nutrientes y microorganismos beneficiosos.

El humus de lombriz puro y en mezcla.

Una de las preguntas más frecuentes es la diferencia entre el humus de lombriz puro y su incorporación en un sustrato.

El humus de lombriz puro es una enmienda orgánica. Su concentración de nutrientes y su alta capacidad de retención de agua y nutrientes lo hacen ideal para mejorar las propiedades del suelo o de una mezcla base. Sin embargo, su uso directo como sustrato único no es recomendable, ya que su alta densidad y retención de humedad podría asfixiar las raíces de muchas plantas.

En cambio, cuando se mezcla en un sustrato, el humus de lombriz actúa como un mejorador de la estructura y la fertilidad. Se integra en la formulación junto a otros componentes como la turba, la fibra de coco o la perlita.

Esta combinación equilibra las propiedades físicas del sustrato, proporcionando una óptima aireación y drenaje, mientras que el humus aporta los beneficios biológicos y nutricionales esenciales para el crecimiento de las plantas.

Aplicaciones del humus de lombriz.

El uso del humus de lombriz se ha consolidado en la elaboración de sustratos profesionales. Los fabricantes lo valoran por su capacidad para enriquecer las mezclas, aportando materia orgánica estable y una microbiota diversa.

Para el aficionado a la bricojardinería, se vende como enmienda para revitalizar el suelo de jardines, macizos florales o para abonar plantas en maceta. Es un material versátil y su aplicación abarca múltiples sectores.

Además de la jardinería ornamental, su uso se extiende al cultivo de hortícolas, tanto en bricohuertos, huertos urbanos como en producción extensiva. Su capacidad para mejorar la sanidad de la planta y la resistencia a plagas y enfermedades lo convierte en una opción sostenible.

También es fundamental en la agricultura ecológica, donde es uno de los pocos abonos permitidos por la normativa de producción.

Propiedades del humus de lombriz.

Un humus de lombriz de calidad para el sector de los sustratos debe ser un material oscuro, de olor a tierra húmeda, con una textura granular y suelta. Debe estar libre de impurezas y restos de materiales no procesados.

Para los fabricantes de sustratos, la granulometría y el pH son parámetros decisivos. Un pH neutro o ligeramente ácido es ideal para la mayoría de las plantas.

Al incorporarlo en un sustrato, el humus de lombriz mejora la estructura del medio, facilita la retención de agua sin causar encharcamientos, y mejora la capacidad de intercambio catiónico (CIC), lo que permite que las plantas absorban los nutrientes de manera más eficiente. Su aporte de ácidos húmicos y fúlvicos estimula el desarrollo radicular y fortalece la planta.

Formatos de venta del humus de lombriz.

Para el consumidor final, el humus de lombriz se comercializa habitualmente en sacos de diferentes tamaños, desde unos 2 litros para pequeños bricohuertos, hasta 25 o 50 litros para jardines más extensos.

El humus de lombriz se puede aplicar de diversas maneras. Una de ellas es como enmienda de suelo, mezclándolo con la tierra del jardín antes de la siembra o plantación.

Como abono de mantenimiento, se aplica una capa fina alrededor de las plantas ya establecidas, evitando el contacto directo con el tallo, y se riega para que los nutrientes se incorporen al suelo.

Y para la preparación de sustratos, se mezcla con otros componentes para crear un sustrato a medida para macetas o semilleros. La proporción habitual es del 10 % al 20 % en volumen, dependiendo de las necesidades de la especie.