El tratamiento autoclave para madera es un proceso industrial que permite protegerla de los rigores climáticos, hongos e insectos, cuando la utilizamos para elaborar mobiliario, macetas y jardineras, juegos infantiles, etc.

Partimos de que la madera es un material incomparable por su belleza natural, su calidez y su capacidad para integrarse de forma armónica en cualquier paisaje o diseño. Sin embargo, cuando la exponemos de forma continua a la intemperie (bajo la lluvia, el sol intenso, en contacto directo con la tierra húmeda), se vuelve vulnerable.

Los hongos, los insectos xilófagos y la humedad constante pueden degradarla rápidamente, acortando drásticamente su vida útil. Aquí es donde entra en juego un proceso fundamental para garantizar la durabilidad de los productos de madera que utilizamos en nuestros jardines, terrazas y huertos urbanos: el tratamiento autoclave.

Entender este proceso es importante, tanto si eres un profesional que selecciona productos para la venta, como un particular que busca macetas, jardineras o mobiliario que resista el paso del tiempo en el exterior.

¿Qué es un tratamiento autoclave?

En esencia, el tratamiento autoclave es un proceso industrial diseñado para proteger la madera en profundidad. Consiste en introducir la madera en un cilindro hermético (el autoclave) y, mediante la aplicación de vacío y presión, forzar la entrada de soluciones líquidas protectoras (generalmente compuestas por sales fungicidas e insecticidas) hasta el interior de las células de la madera, mucho más allá de la superficie. No es un simple baño ni una aplicación superficial de un barniz; es una impregnación a nivel celular.

¿Cómo se hace un tratamiento autoclave?

El proceso de un tratamiento autoclave sigue unos pasos técnicos bien definidos. Comienza con la preparación de la madera, consiguiendo un grado de humedad controlado para permitir la penetración del tratamiento. Una vez conseguido, se introduce en el cilindro del autoclave y se crea un vacío dentro del cilindro. Esto succiona el aire del interior de las células de la madera.

Seguidamente y sin romper el vacío, se inunda el cilindro con la solución protectora. El siguiente paso es la aplicación de una alta presión hidráulica. Esta presión fuerza la solución protectora a penetrar profundamente en la estructura de la madera, ocupando los espacios que antes contenían aire. Es esta etapa de presión la que diferencia el tratamiento autoclave de otros métodos empleados de forma superficial.

De forma opcional y según el proceso elegido, se aplica un vacío final para retirar el exceso de solución de la superficie de la madera. Y finalmente, la madera tratada se retira del autoclave mientras las sales protectoras se «fijan» en la madera, a menudo reaccionando con sus componentes. También de forma opcional, la aplicación de un determinado tinte, permite obtener maderas con tonalidades concretas.

De esta forma, la madera se seca queda lista para su uso y las sales fijadas son las que confieren la resistencia a largo plazo.

¿Para qué sirve un tratamiento autoclave?

Como hemos avanzado, el objetivo principal del tratamiento autoclave es hacer que la madera sea altamente resistente al ataque de los organismos que causan su degradación cuando está expuesta a la humedad exterior.

Entre estos organismos se encuentran los hongos que provocan su pudrición. Estos microorganismos se alimentan de la celulosa y lignina de la madera en presencia de humedad, causando su descomposición y pérdida de resistencia. En este caso, el tratamiento autoclave impregna la madera con fungicidas que impiden su crecimiento.

Y otros, los insectos xilófagos. Plagas como termitas o carcomas pueden perforar y debilitar la estructura de la madera. Gracias a los insecticidas presentes en la solución del tratamiento de autoclave las repelen o eliminan.

Maderas para hacer macetas

Ventajas para macetas y jardineras de madera tratadas.

Aplicado a los productos que nos interesan, en este caso, tanto macetas de madera como de jardineras de madera, el tratamiento autoclave es una garantía de calidad y durabilidad.

Con respecto a la longevidad, una maceta o jardinera tratada adecuadamente puede durar muchos años en exterior, resistiendo condiciones que deteriorarían rápidamente la madera sin tratar, y por o tanto, estamos ante una inversión a largo plazo.

Desde un punto de vista se su resistencia, son capaces de soportar el contacto constante con el sustrato húmedo del interior y las inclemencias del tiempo exterior (lluvia, sol, heladas) sin que la madera se deteriore o pierda su integridad estructural.

Aunque toda madera exterior requiere de un cierto cuidado, el tratamiento base reduce drásticamente la necesidad de aplicaciones protectoras frecuentes en comparación con la madera sin tratar o con tratamientos superficiales.

Y por todo ello, también podemos contemplar el factor de fiabilidad porque la estructura de su maceta o jardinera se mantendrá sólida durante más tiempo, soportando el peso del sustrato y las plantas sin deformarse o ceder por pudrición.

Otros usos vinculados con productos para la jardinería y exteriores.

La importancia del tratamiento autoclave va mucho más allá de las macetas y jardineras. Es fundamental para cualquier elemento de madera que vaya a estar en contacto con el suelo o expuesto permanentemente a la intemperie. Lo encontramos en una amplia gama de productos para el exterior y la jardinería.

Entre los productos en los que son convenientes que su madera está tratada con autoclaves están las vallas y cercados (postes y lamas que definen linderos y espacios) el mobiliario de jardín (mesas, sillas, bancos y tumbonas que permanecen al aire libre), pérgolas, cenadores y celosías (estructuras que soportan elementos y protegen del sol), tarimas (superficies de madera para terrazas y patios), estructuras de juegos infantiles al aire libre (columpios, toboganes, casitas, donde la seguridad y durabilidad son máximas), tutores y estacas para árboles y plantas (elementos en contacto directo y continuo con la tierra), vigas de tren recuperadas, señalética exterior (carteles y postes indicadores), bordillos y traviesas decorativas para jardín, etc.

En todos estos casos, el tratamiento autoclave es lo que les permite resistir las condiciones adversas y mantener su función y apariencia durante años.

Así, el tratamiento autoclave es un proceso técnico esencial que confiere a la madera la resistencia necesaria para una larga vida en el exterior. En este contexto, al elegir macetas, jardineras o cualquier otro elemento de madera para uso en el jardín o terraza, verificar que ha recibido un tratamiento en autoclave, a menudo indicado con sellos de calidad o normativas en la etiqueta, es la mejor garantía de que se está adquiriendo un producto duradero, fiable y que mantendrá su belleza natural desafiando al tiempo y a los elementos.