Cuando se plantea cuál es el mejor sustrato para comprar, busca esencialmente un medio de cultivo que garantice óptimas condiciones para el desarrollo de sus plantas y que se adapte a las necesidades específicas de cada tipo de cultivo.
Desde un enfoque técnico, los aspectos clave que un usuario debe considerar al elegir un sustrato son diversos y todos ellos, no solo son importantes, sino que interactúan entre sí, con resultados finales muy variados.
Capacidad de retención de agua y aireación.
Un buen sustrato debe retener suficiente humedad para evitar deshidratación en la zona radicular, pero también permitir un adecuado drenaje y oxigenación de las raíces. Esto evita problemas como la asfixia radicular y reduce el riesgo de enfermedades fúngicas.
Dependiendo de la planta, el usuario podría buscar una retención de agua media o alta, como en sustratos con componentes de turba o fibra de coco, o un drenaje elevado con materiales como perlita o arena.
Estabilidad estructural y resistencia a la compactación.
Un sustrato de calidad debe mantener su estructura con el tiempo, evitando el colapso y compactación que afecten la aireación. Esto es crucial en cultivos a largo plazo, donde la compactación limitaría el desarrollo radicular.
Sustratos con materiales como vermiculita, corteza compostada o fibra de coco, suelen proporcionar una buena estructura y estabilidad.
Contenido y disponibilidad de nutrientes.
El usuario suele esperar que el sustrato ofrezca un suministro inicial de nutrientes o permita una fertilización eficiente.
Sustratos enriquecidos con fertilizantes de liberación lenta o con nutrientes orgánicos añadidos son valorados, especialmente en cultivos que requieren nutrientes específicos o en etapas iniciales de desarrollo.
Un pH adecuado para la planta.
El pH del sustrato es fundamental, ya que influye en la disponibilidad de nutrientes. El usuario espera que el sustrato esté en el rango óptimo de pH para su tipo de cultivo (generalmente de 5.5 a 6.5 para la mayoría de plantas ornamentales y hortícolas).
Algunos sustratos incluyen aditivos como cal para ajustar el pH, especialmente aquellos con gran porcentaje de turba rubia, porque esta es inicialmente bastante ácida. Saber qué pH posee un sustrato, se puede saber con un sistema sencillo como es el papel tornasol para medir el pH, por ejemplo.
Ausencia de patógenos y plagas.
Se espera un sustrato libre de patógenos, semillas de malezas y plagas, que puedan perjudicar el cultivo.
En el mercado, los sustratos de calidad han pasado por procesos de desinfección o esterilización, y suelen estar etiquetados como libres de plagas y patógenos.
Sostenibilidad y origen de los materiales.
Cada vez más, se buscan sustratos de origen sostenible, como aquellos que no emplean turbas de zonas protegidas o que utilizan materiales reciclados y renovables como la fibra de coco o fibra de madera. Además, la procedencia y los procesos de fabricación sostenibles, son factores que pueden influir en la elección en el momento de compra.
Si bien, el mejor sustrato es aquel que ofrece un balance entre retención de agua, aireación, estabilidad estructural, disponibilidad de nutrientes y pH adecuado, mientras minimiza riesgos fitosanitarios y cumple con criterios de sostenibilidad, según las exigencias del tipo de planta o cultivo que el usuario desea establecer, también hay que tener en cuenta que el manejo de un sustrato es una pieza clave para que este se valore como bueno o malo.