La vermiculita es una de las materias primas utilizadas para elaborar sustratos, porque sus propiedades fisicoquímicas ayudan a mejorarlo.
La optimización de los sustratos de cultivo es un factor determinante en la producción de plantas ornamentales y hortícolas de forma intensiva. La selección de componentes se basa en sus propiedades fisicoquímicas y su capacidad para modificar las características del sustrato y regular el entorno radicular.
En este contexto, la vermiculita exfoliada se posiciona como un material de alto valor técnico debido a su singular combinación de propiedades hídricas, químicas y estructurales.
Su uso no se limita a ser un mero mejorador de la estructura, sino que interviene activamente en la gestión del agua y la nutrición del cultivo. Además, puede formar parte del sustrato interviniendo inicialmente como mulching en el caso de la fase de siembra.
¿Qué es la vermiculita exfoliada?
La vermiculita es un filosilicato hidratado perteneciente al grupo de las micas, compuesto principalmente por silicatos de aluminio, magnesio y hierro. El material crudo, extraído de yacimientos mineros, se procesa industrialmente mediante un tratamiento térmico de choque conocido como exfoliación.
Al ser sometida a temperaturas de entre 750 y 1.100 °C, el agua interlaminar se vaporiza de forma súbita, expandiendo las láminas del mineral en una estructura de tipo acordeón. Por ello se le denomina vermiculita exfoliada.
Este proceso modifica drásticamente sus propiedades físicas. Por una parte, el volumen aumenta hasta 30 veces, la densidad aparente se reduce a valores casi siempre entre 90-150 kg/m3, y se genera una elevada porosidad interna. En este proceso, el producto final es completamente estéril, inerte y libre de fitotoxicidad.
Venta de vermiculita.
Comercialmente, se clasifica según su granulometría en calibres finos, medios y gruesos, siendo la elección del calibre un factor técnico dependiente de la aplicación específica, desde la germinación de precisión hasta la formulación de sustratos para bandejas de semillero o contenedor.
Para el sector profesional, se comercializa en sacos de 80, 100 o 120 litros como unidades más populares. Para el aficionado a la bricojardinería y el bricohuerto, los tamaños suelen ser más pequeños, del orden de 5, 10 y 20 litros.
Propiedades fisicoquímicas de la vermiculita.
El interés agronómico de la vermiculita reside en la sinergia de sus propiedades físicas y químicas, y como estas, interrelacionan con las demás materias primas del sustrato en el que participa.
Sus propiedades físicas.
Su estructura laminar y porosa le confiere una bajísima densidad aparente, lo que facilita la manipulación y reduce los costes logísticos de los sustratos.
La capacidad de retención de agua (CRA) es notablemente alta, pudiendo absorber entre 3 y 5 veces su propio peso en agua. Esta agua es retenida en los microporos de su estructura y es fácilmente disponible para el sistema radicular, aumentando la reserva hídrica del sustrato y optimizando la frecuencia de riego.
Al mismo tiempo, el espacio entre sus partículas contribuye a la macroporosidad del medio, asegurando una adecuada capacidad de aireación y previniendo condiciones de hipoxia radicular.
Sus propiedades químicas.
La característica química más relevante de la vermiculita es su elevada Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC), que oscila normalmente entre 80 y 120 meq/100 g. Esta propiedad le permite adsorber cationes esenciales de la solución fertilizante, tales como potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg) y amonio (NH4), para liberarlos posteriormente de forma gradual.
Funciona como un reservorio nutricional que incrementa la eficiencia del abonado, reduce las pérdidas por lixiviación y ejerce un efecto tampón sobre la conductividad eléctrica del medio.
Su pH, cercano al neutro (7.0), y su poder tampón contribuye a estabilizar el pH final de la mezcla de sustrato.
La vermiculita exfoliada en los sustratos.
La vermiculita tiene distintos usos en la horticultura, tanto en la comestible como la ornamental. Y lo hace interviniendo de diferente forma según las necesidades del agricultor. Veamos algunos ejemplos.
Como componente en sustratos para cultivo.
En la formulación de sustratos a base de turba, fibra de coco u otros materiales orgánicos, la adición de vermiculita, normalmente en porcentajes del 10 al 30 %, mejora directamente la CRA y la CIC de la mezcla.
Su inclusión está indicada cuando se requiere aumentar la reserva hídrica y nutricional del sustrato, especialmente para cultivos de ciclo largo o especies con alta demanda. También para aligerarlos y aumentar su aireación.
Cobertura en semilleros.
La vermiculita de granulometría fina (sobre calibre 0-2 mm), es el material de cobertura de referencia en semilleros hortícolas y ornamentales.
Aplicada en una fina capa sobre los alvéolos tras la siembra, mantiene un nivel de humedad constante en la interfaz semilla-sustrato. También previene la formación de costra superficial, permitiendo una emergencia uniforme de las plántulas. Cuando la siembra es superficial, la opacidad que otorga también es un factor a tener en cuenta.
Su carácter estéril minimiza la incidencia de patógenos causantes del damping-off, como Pythium spp., Rhizoctonia spp., y Fusarium spp., y su capacidad aislante modera las fluctuaciones térmicas.
Sustratos para enraizamiento.
Pura o mezclada, la vermiculita ofrece un entorno óptimo para la rizogénesis de esquejes. El equilibrio entre retención de humedad y aireación que proporciona es fundamental para estimular la emisión de raíces adventicias, minimizando al mismo tiempo los riesgos de pudrición basal por exceso de agua.
Como sustrato en sistemas hidropónicos.
Como sustrato inorgánico, la vermiculita se emplea en diversos sistemas de cultivo sin suelo. Su esterilidad, ligereza y su capacidad para retener la solución nutritiva la hacen viable tanto en solitario como en combinación con otros materiales, como por ejemplo la perlita y fibra de coco, para ajustar la relación aire/agua del medio radicular a las exigencias específicas del cultivo.
Como vemos, la vermiculita exfoliada es un producto utilizado como insumo en la agricultura. Como componente técnico, su incorporación en los sistemas de producción debe ser una decisión fundamentada en el conocimiento de sus propiedades y necesidades concretas del cultivo.